El equipo, cuerpo técnico y varios dirigentes de Platense en 1943. La mística del fútbol argentino se viste de gala nuevamente: Huracán y Platense volverán a cruzarse en una final de peso tras 82 años de la recordada definición de la Copa Adrián Escobar 1943. El encuentro por el Torneo Apertura 2025, que tendrá lugar el domingo desde las 17 en el Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero, revive aquel antecedente que parece salido de otro planeta  En aquella competición express de los años ’30 y ’40, AFA diseñó un formato hexagonal donde el campeón de la temporada y los seis mejores se medían en duelos a 40 minutos (dos tiempos de 20’). Si al cabo del tiempo y el alargue no había goles, se recurría a un método loco: ganaba quien sumara más córners. Y si persistía la igualdad… ¡moneda al aire lanzada por un árbitro extranjero! . Huracán y Platense pasaron a la final tras sendos 0-0 en semifinales: el Globo eliminó a Independiente y el Calamar dejó afuera a Boca, ambos en tiras de tiros de esquina. El 11 de diciembre de 1943, en el Viejo Gasómetro, volvieron a empatar sin goles y sin alicientes en el alargue. El campeón se definió por saques de banda: Huracán logró cuatro córners contra uno, se alzó con el trofeo y dejó a Platense con la cara larga… y un sorteo pendiente en el bolsillo . Hoy, el escenario es otro, pero el morbo intacto. El Globo llega afilado tras eliminar a Independiente en penales, mientras que el Calamar sorprendió en el Nuevo Gasómetro con un 1-0 sobre San Lorenzo. Esta vez no habrá corners ni lanzamientos de moneda: la gloria se ganará al viejo estilo, metiendo goles y sudando la camiseta en 90 minutos… o 120, si hace falta. Para que no falte la picardía, queda la duda de si las hinchadas recordarán aquel 0-0 épico o si los memes del fin de semana pensarán en “que le den la copa a Huracán” por costumbre histórica. Lo cierto es que la única final descabellada de los ’40 volverá a ser el gran antecedente de un platense y un quemero que hurtan la atención a los cinco grandes . Prepárate: un duelo cargado de anécdotas y adrenalina que demuestra que, en el fútbol argentino, la realidad a veces supera a la ficción.